Alimentador de almas


Esta vez os propongo reflexionar un poquito alrededor de una breve historia que he reencontrado hace poco en un libro. Se trata de un pequeño cuento chino que habla de un anciano, de un deseo, del cielo, del infierno...y de muchas otras cosas que espero que vuestra imaginación descubra al leerlo. Extraído del libro El círculo de los mentirosos de Jean-Claude Carrière el cuento dice así:
Un viejo sabio chino pidió un deseo antes de morir. Quería ver el infierno y el paraíso. Como toda su vida había sido honrado, su deseo le fue concedido.

Primero fue conducido al infierno. Vio mesas repletas de delic
iosos manjares, pero los comensales parecían hambrientos y furiosos. Sentados a dos metros de la mesa, tenían que utilizar unos palillos muy largos para comer y no conseguían llevarse ningún alimento a la boca. De ahí su sufrimiento y su cólera.

Entonces el anciano fue llevado al paraíso y vio exactamente el mismo espectáculo.


- Sí –explicó a su regreso-. Las mismas mesas, la misma comida, los mismos palillos. Pero todos los comensales parecían felices y saciados.

- ¿Por qué? –le preguntó alguien.

- Porqué se alimentaban unos a otros…



Y desde la tierra, y con cuchillo y tenedor os digo, que no os dejéis engañar por la visión simple y reduccionista con que nos están malvendiendo la crisis económica. No es solo un problema de burbujas de cemento, ni de payasos con corbatas negras y bolsillos llenos, ni de prestidigiespeculadores que sacan de su chistera dinero y frustración...El circo de la crisis es mucho más que todo esto…En él hay trapecistas que saltan al vacío de la esperanza sin red, focas que han cambiado el abrigo por el bañador y la pelota por un ventilador, elefantes a dieta y leones vegetarianos sacados de guión, bailarinas danzando en zapatos de tacón, el lago contaminado de unos cisnes de cartón…Y a demás, y a todo esto, una pérdida de valores que han trasformado las sonrisas y aplausos eufóricos que decoraban el circo antaño, en miradas codiciosas y puños rotos de ambición…

Así que a parte de reestructuraciones económicas, nuevas políticas ambientales, y mejores respuestas sociales, lo que hay que hacer es rebuscar los valores que perdimos en no se que parte del camino…

Historias como las del viejo anciano deben ayudarnos a retomar el camino del “cielo”. Un “cielo” no se si con Dios o sin él, pero si al menos con un primer valor reencontrado, la solidaridad.


Buen provecho

Posted on divendres, de febrer 12, 2010 by Xavi and filed under | 0 Comments »